A mediados de 2018 cuando se desató la crisis económica del gobierno anterior empecé a rumiar un artículo para Abogados.com.ar sobre el rol de los abogados de negocios en contextos VICA (volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad). Los sucesos en Argentina tienen una velocidad y una dinámica únicos en el mundo.
La realidad fáctico-jurídica tomó tanta velocidad desde agosto de 2018 que no me permitió tomar un tiempo para escribir el artículo que había prometido. Sufrimos el agravamiento de la crisis económica en 2019, los efectos económicos de la primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO), la incertidumbre política post-PASO; y finalmente la crisis desatada por el Covid-19. Argentina es una montaña rusa en donde la realidad cambia con una velocidad impresionante. ¿Quién se imaginaba en 2017 que en 2020 estaríamos en este lugar? Nadie.
El aislamiento social preventivo obligatorio me regaló – por fin- el tiempo para poder escribir estas reflexiones o ideas.
El concepto VICA o VUCA por sus siglas en inglés (Volatile, Uncertain, Complex and Ambiguous) nació en el ejército norteamericano (en el US Army War College) para describir los escenarios volátiles, inciertos, complejos y ambiguos que se generaron en el mundo luego de la guerra fría. Situaciones “distintas” de las dadas tradicionalmente en un mundo “sólido” con dos bloques claramente definidos (Estados Unidos y Rusia). Luego el filósofo y sociólogo Zigmunt Bauman acuñó el concepto de la modernidad “líquida” basándose en conceptos como fluidez, plasticidad, cambio, flexibilidad y adaptación; la realidad es “líquida” ya que no se ata al tiempo, se desplaza fácilmente y no es posible detenerla.
En Argentina vivimos una realidad “líquida” prácticamente desde que tengo uso de razón. Recuerdo haber vivido la crisis de deuda de la década del 80, la hiperinflación y crisis política del 89 (salida anticipada de Alfonsín), el plan Bonex, la ley de intangibilidad de los depósitos, el corralito, corralón, los tres presidentes en una semana, el default, holdouts, inflación alta constante, crisis de 2018/2019, y ahora Covid-19.
Pensemos que de los últimos 20 años (2000-2020) tuvimos emergencia declarada por el Congreso durante 14 años! Los operadores jurídicos, los usuarios del sistema legal argentino tenemos un entrenamiento de Navy Seal en crisis y contexto VICA pero nunca viene mal – para los abogados más jóvenes que no vivieron crisis como la del 89/90 o la de 2001/2002- recordar algunos conceptos e ideas que ayudarán a enfrentar estos contextos tan cambiantes e impredecibles.
Elaboraré algunas ideas para aprovechar en este tiempo de reflexión que nos impone la cuarentena. Primero me voy a referir a la parte interna de la crisis, nuestro estudio, nuestros colaboradores y socios; cómo mantenernos unidos, motivados y hacer que la máquina continúe funcionando; luego, voy a dedicar algunos párrafos a ver cómo podemos ayudar a los clientes, aquellos cuyos intereses protegemos y justifican nuestra actividad, tanto en el pico de la crisis (como nos encontramos ahora durante la cuarentena) como previo a la crisis previendo situaciones que por más que parezcan locas o improbables, nunca son imposibles y menos en la Argentina.
Propondré algunas ideas para aprovechar estos momentos de crisis–que sin duda no será la última- para que, como dice Nassim Nicolas Taleb en su libro “Antifrágil”, aprendamos a amar el viento, que puede apagar una vela o encender un fuego, es decir que podamos aprovechar y abrazar la incertidumbre y el caos.
Hago una última aclaración – que muchos considerarán innecesaria, pero la considero oportuna igualmente: este no es un artículo académico o científico. Trataré de brindar algunos ejemplos prácticos de mi experiencia, algunas reflexiones aprendidas en las trincheras básicamente; son reflexiones elaboradas luego de haber vivido muchas crisis y muchas frustraciones y haber visto muchas ilusiones rotas. Aclaro que la mayoría de estas ideas me vinieron a la cabeza con el fracaso del gobierno de Mauricio Macri. Vi allí muchas ilusiones rotas y muchos errores de cálculo sobre los que fui recogiendo algunas de las ideas que aquí expongo.
1.El frente interno.
Me refiero al frente interno como la propia psique del abogado/socio del estudio jurídico y en general la relación con socios, otros abogados y colaboradores. El líder o los líderes del equipo debemos desarrollar – en un plazo muy breve- una gran capacidad de adaptación que nos permita trascender la adversidad y todo el stress generado por la crisis para poder como una ola de mar, surfear la crisis y salir más fuertes y unidos que antes de ella. El liderazgo se verá en cuestiones de contención y cuestiones de logística, tales como poder comunicarse, imprimir, firmar y presentar escritos mientras nos adaptamos al nuevo escenario.
Sobre este tema propongo algunas ideas o sugerencias que aprendí a lo largo del camino.
a. Reconocer el cansancio
El cansancio que acarrea tomar muchas decisiones en forma seguida puede generarnos apatía y falta de voluntad. Me pasó. Sentir que perdemos la esperanza. En períodos de mucho stress y cansancio nuestra voluntad, capacidad de juicio y pensamiento estratégico se pueden ver disminuidos; nos cuesta concentrarnos cuando los escenarios cambian drásticamente o nos enfrentamos a la incertidumbre.
Durante la crisis nos cuesta reconocer (y aceptar) el costo de esta fatiga. Caemos en la falsa creencia de que pensar y actuar rápidamente es la única alternativa. Mi sugerencia, y sé que es contraintuitiva, es parar la pelota. No es necesario dar respuesta inmediata a todos los requerimientos. Agotar la energía la mayoría de las veces nos lleva a tomar decisiones equivocadas, y afecta el proceso de toma de decisiones, como nos recuerdan en los aviones primero tenemos que estar bien nosotros para poder ayudar a los demás. La tropa notará rápidamente que estamos agotados y puede agotarse del mismo modo al imitar el comportamiento del líder, por eso en estos momentos debemos exigirnos de acuerdo con la nueva realidad, maximizando la producción sin llegar al agotamiento. Durante la cuarentena, no sólo debo encargarme del trabajo pendiente sino además lavar los platos, ayudar a mis hijas con sus tareas escolares, cocinar, etc. Si pretendo trabajar la misma cantidad de horas que trabajo cuando no estoy en cuarentena, me agotaré rápidamente (burnout), lo que afectará a todos a mi alrededor. Por ejemplo, en mi caso, apagué durante la cuarentena la notificación automática del whatsapp y del email, entonces cuando quiero ver si tengo mensajes de whatsapp o emails entro en la aplicación y los leo, pero no reacciono al teléfono ante cada email o whatsapp.
b.Apostar por el equipo.
Me cuesta mucho delegar, pero me he dado cuenta con el tiempo que es mejor delegar lo más posible y que muchas veces, las cosas salen mejor si no me meto. Es muy común creer que el único que puede resolver los problemas es uno, o que yo solo puedo resolver todos los problemas que atacan a mi organización. Aprendí que no hay nada mejor que confiar en socios y colaboradores en momentos de crisis. Cada uno lidia con el stress de manera diferente, y seguramente pueda dar respuestas diferentes al mismo planteo, lo que genera una visión heterogénea y otorga distintas soluciones que quizás yo no hubiera podido encontrar en esa oportunidad.
Es clave ir rotando en los roles, tanto de administración como de fondo (siempre que previamente hayamos validado las capacidades para ocupar ese rol), para que cada uno de los miembros del estudio pueda ocupar cualquier lugar o por lo menos contar con un entrenamiento básico. En un barco, todos los tripulantes deben saber qué hacen los otros tripulantes y cómo hacerlo. Este entrenamiento, aunque sea básico, ayuda en épocas de crisis para que todos puedan hacer todo y convierte la tarea de delegar en algo más simple.
Para evitar frustraciones de ambos lados (delegado y delegador) es importante recordar –sobre todo en este momento en que no podemos inducir en forma presencial- hacer un seguimiento de la delegación (delegar no es olvidar o desatender), y validar el resultado de la tarea delegada dando feedback positivo (aún cuando haya mucho por mejorar) indicando dónde se puede mejorar si fuese el caso.
c.Mantener una actitud abierta
Siempre debemos mantener una actitud abierta, tolerante con los errores ya que los errores siempre deben ser calculados y tener poca incidencia en la vida del estudio, es decir errores “tolerables”. Es útil también compartir los miedos, y reconocer que también para los líderes del estudio es un momento sin precedentes. Sería raro que pretendamos continuar como si nada o como si esta situación no nos afectase.
Esta actitud abierta, dispuesta a equivocarse, y a comunicar abiertamente serán muy apreciadas y bienvenidas en el estudio. Nos dará energía y resiliencia para encarar un largo proceso de crisis como el que estamos por vivir (es claro que esto no termina con el Covid-19). Saber que estamos juntos en un mismo barco, nos ayudará a encarar con fuerza y optimismo el día, y si alguno se cae emocionalmente, hay otros miembros del estudio que ocuparán su lugar para poner el hombro.
d. Comunicar y Comunicarnos.
En el estudio estamos haciendo una llamada diaria de Zoom a las 11.00 am todos los días laborables. Esto es independiente de otras llamadas por otros temas. El objetivo de las llamada es conectarnos, ver cómo y en qué está cada uno. Los días de encierro no son iguales, y todos estamos mucho más conscientes de nuestros estados de ánimo. Para mantenernos unidos y la moral alta es importante comunicarnos y transmitirnos conceptos entre todos sobre cómo encarar estos momentos que nos toca vivir.
Explicar diariamente las decisiones que estamos tomando otorga calma y tranquilidad al equipo. Esto nos da fuerza para trabajar para nuestros clientes, a quienes tenemos que ayudar más que nunca para la continuidad de sus negocios, es en estos momentos en donde cuentan con nosotros y debemos estar más que nunca. Me refiero a ellos en los párrafos que siguen.
2. Los Clientes.
Me refiero a los clientes en sentido amplio; incluyendo no sólo aquellos que nos pagan, sino todos aquellos que nos consultan regularmente para tomar decisiones estratégicas jurídicas o comerciales, pudiendo incluso ser amigos o familiares. Dos libros me ayudaron a ordenar las ideas que expongo aquí: uno es el ya mencionado “Antifragil” del autor del Cisne Negro, Nassim Nicolas Taleb y el otro es The Lost Lawyer de Anthony Kronman traducido por el gran Martín Bohmer. Repito que este breve artículo no pretende ser un artículo académico sino una mera recolección de ideas que espero que nos sirvan.
Creo que los dos libros resumen de alguna manera lo que quiero transmitir. Por un lado, Taleb propone no sólo dominar la incertidumbre, sino buscarla, sacar lo mejor de ella, es decir, mejorar en las crisis. Ser antifragil no es ser robusto, algo robusto “soporta” la crisis pero no mejora con ella, el antifragil ama el azar y la incertidumbre, lo que significa también amar los errores, algunos errores, los errores fáciles de reparar que nos permiten crecer mucho a partir de ellos. El libro de Kronman – clave para cualquier abogado- se ocupa del rol del abogado en la sociedad y asemeja a nuestra profesión con un arte, brindamos un servicio a la comunidad, y nos propone ejercer el rol de abogado con responsabilidad en la hora en que nos toca vivir (el abogado “estadista”, no confundir con “estatista”, je).
Lo que quiero es ver cómo podemos ayudar a nuestros clientes a pensar en esta clave y ver cómo con nuestros conocimientos y estructuras los podemos ayudar a sacar lo mejor de la crisis. Está claro que nuestros clientes, si son Argentinos o si han invertido en Argentina y han leído brevemente algo de historia Argentina, algo conocerán y algún recaudo habrán tomado si están o han venido a la Argentina. Sin embargo, siempre se puede caer de nuevo. Si no, recordemos cómo pensábamos en 2016 sin ir más lejos. Recuerdo una reunión de la American Bar Association en abril de 2016 en Nueva York y todos hablaban de la nueva vedette de Latinoamérica, Argentina; se venían los nuevos 90 para Argentina.
Es en esos momentos de éxtasis, que conviene recurrir a los consejos de Taleb y buscar ser “antifragil”, pensar en esa clave, entonces pongo la cláusula bonex porque estoy esperando que haya una crisis, estoy especulando que la crisis va a ocurrir. Escribo esto habiendo estado ahí, en el momento de mayor popularidad del gobierno anterior pensando justamente que la crisis podría suceder, es decir, lo digo porque lo viví y porqué tomé ese riesgo, el riesgo de parecer pesimista o apático.
Pensar en nuestros asesoramientos y previsiones como Hydra, la mitológica criatura que vive en el lago de Lerna cercano a Aegos y tiene muchas cabezas. Cada vez que le cortan una cabeza, le crecen dos, entonces quiere que le hagan daño. Hydra representa el concepto de antifragilidad expuesto por Taleb. Por otro lado, la espada de Damocles (que cuelga sobre su cabeza sostenida por el pelo de un caballo) representa el otro lado de la antifragilidad. Damocles goza de un banquete espectacular invitado por Dionisio y cuando termina mira para arriba y nota la espada colgando del pelo de un caballo. Esto nos ofrece otra visión del mismo tema, aún para lo más poderosos, el peligro es silencioso, inexorable y discontinuo, caerá en forma imprevista aún luego de largos períodos de tranquilidad. Siempre debemos estar alertas, sobre todo en los períodos de mayor tranquilidad. Ahora, también Taleb nos enseña que esas situaciones de crisis extrema, de tabla rasa, son tierra fértil para la innovación y la creatividad, la aparición de nuevos negocios, la casa quemada nos permite reconstruir de cero algo nuevo.
Termino con mucho optimismo porque considero que los Argentinos y los abogados argentinos somos expertos en antifragilidad. Nos hemos caído tantas veces y tenemos la piel tan curtida que convivimos con la crisis en forma natural. Dios mediante, sobreviviremos y saldremos fortalecidos de esta crisis, hasta que llegue la próxima…