Un contrato inteligente es un protocolo que corre dentro de una red descentralizada de datos sin intermediarios (Blockchain).
Seguramente muchos ya estén familiarizados con el término “blockchain”, ya que es la nueva tecnología en la que, entre otras cosas, se almacenan todas las transacciones de criptomonedas en el mundo digital, así como su atesoramiento (holding). Esta red nos permite interactuar directamente con el par (sin intermediarios) mediante un sistema de registro de transacciones inmodificable que valida las mismas y que no está en posesión de ninguna autoridad, sino que pertenece a todos los usuarios que participen de ella. Los usuarios cuentan con una copia del registro de transacciones idéntica entre sí, la cual es inmodificable a menos que exista un consenso de mayoría entre ellos, lo cual hace que la red no sea propensa a modificaciones deliberadas, y de esta manera, confiable y segura. Por último, las redes de blockchain están programadas con un sistema de recompensas (emitidas como tokens digitales) para quienes participen de la misma validando operaciones. Con esto se busca que haya un gran número de validadores dentro de la red, lo que genera una descentralización aún mayor de la información.
Esta introducción sobre blockchain nos abre las puertas a entender cómo funciona un contrato inteligente.
Un contrato inteligente es un protocolo que corre normalmente dentro de una blockchain, es decir que este contrato funciona como cualquier otra transacción dentro de la red. Todos los usuarios tienen acceso a él, lo que hace que el contrato esté validado por el consenso de mayoría descentralizado y sea inmodificable y de cumplimiento automático. Al ser validado por los usuarios, el contrato queda registrado en la red y sus cláusulas serán ejecutadas automáticamente cuando se cumplan los requisitos pautados.
Los contratos inteligentes vienen a solucionar el dilema de la contratación entre pares en el mundo descentralizado, sin que intervenga nadie. En el mundo digital convencional se utilizan terceros de confianza (MeLi, Amazon, Paypal, Docusign, etc.) para llevar a cabo transacciones entre pares. A diferencia, los contratos inteligentes son autoejecutables, no es necesario que exista un tercero que ejecute el contrato por los usuarios, ni que les garantice confianza. Con esta innovación se elimina la confianza entre partes y se reemplaza por validación, la blockchain garantiza que se ejecutará el contrato de acuerdo a sus cláusulas pre programadas, no es necesario confiar en que el otro va a cumplir.
Ahora bien, puede existir un contrato inteligente entre partes el cual esté sujeto a un hecho puntual del mundo físico que la blockchain no conoce. Es por esto que existen los oráculos, agentes externos que brindan datos verificados por el consenso de mayoría sobre lo que pasa en el mundo real. (Ejemplo: datos sobre el clima para empresas de seguros, el precio del dólar, etc.)
Los contratos inteligentes vienen a ofrecer más seguridad transaccional que cualquier contrato tradicional, son auto verificables y autoejecutables. Implican menos burocracia, son transparentes, no requieren de intermediarios y por ello son menos costosos y más seguros. Muchos intermediarios pueden dejar de ser necesarios en bancas, seguros, energía, salud, gobierno, música, etc. Hoy en día ya se realizan licitaciones, transacciones internacionales de dinero, verificaciones de credenciales y otras actividades utilizando la tecnología de los contratos inteligentes.