A partir del 2018 Suiza formará parte del programa de intercambio automático de información financiera desarrollado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Es a través de este intercambio que los bancos privados suizos pondrán fin al secreto bancario. En otras palabras, Suiza comenzará a recopilar la información sobre las cuentas de sus clientes extranjeros, la cual enviará de manera anual a las autoridades fiscales correspondientes. Los datos que se comunicarán incluyen los ingresos de capital y el saldo de las cuentas.
Suiza, que – según datos de la Asociación Suiza de Banqueros (“ASB”) – gestiona el 25 % del patrimonio extranjero, ha gozado durante años de un sistema bancario impenetrable ante los intentos de terceros de conseguir los datos de sus ciudadanos con cuentas en Suiza. Hasta ahora solo entregaba información a requerimiento de cada uno de los países con los que tenía un acuerdo para evitar la doble imposición. Sin embargo, la cooperación no estaba garantizada: dicho país tenía que demostrar que el titular de la cuenta bancaria había evadido impuestos y no cabían intentos de averiguaciones genéricas sin el nombre del cliente ni el número de la cuenta. A partir de 2018, las autoridades fiscales ya no tendrán que realizar solicitudes específicas sobre cuentas de sus ciudadanos en Suiza, sino que la información será entregada automáticamente.
Se espera que para el 2018 Suiza intercambie información con 38 autoridades fiscales extranjeras, entre ellas países de la Unión Europea, y para el 2019 con otros 41 países entre los que se incluyen Uruguay, Argentina, Brasil y Chile. De hecho el 16 de noviembre de 2016, Argentina y Suiza firmaron una declaración conjunta sobre la introducción con carácter recíproco del intercambio automático de información financiera con fines fiscales para comenzar a recopilar información en 2018 e iniciar los intercambios en 2019 (ver “Argentina y Suiza firman declaración conjunta sobre la introducción al AEOI”).
En este contexto, Suiza busca protección contra el posible uso indebido de los datos financieros de sus clientes. Considera preocupante el uso delictivo de la información como también teme que algunos gobiernos participantes revelen datos de cuentas suizas a los medios por motivos políticos. De hecho la ASB sostiene que se podría vender o usar la información para presionar a los clientes o a sus familias.
En la actualidad Suiza trabaja con la OCDE para la adopción de medidas que garanticen la protección de los datos a intercambiar, los que sólo podrán ser utilizados por motivos fiscales. Así, este año Suiza comenzó a implementar las Normas Comunes en Materia de Presentación de Información (“CRS” por sus siglas en inglés) elaboradas por la OCDE. Mediante este proceso, este país controlará si las jurisdicciones involucradas efectivamente cumplen con los requisitos relacionados con la seguridad de los datos y la confidencialidad. Es decir, puede decidir no aceptar el intercambio de información con ciertos países por motivos de seguridad.